Dicen que a los enemigos hay que matarlos dos veces para acabar con ellos. Eso no lo va a olvidar el Bayern en el resto de sus días, que no remató al Inter cuando estaba herido de muerte, cuando sangraba y su destino era evidente, el de morir tiroteado en el Allianz Arena. El Inter acabó renaciendo de sus cenizas para elevarse por encima de todos y recordarle a Europa que el trono le pertenece.
LAS CLAVES
- El orgullo imperialista del Inter. Se levantó cuando nadie lo hubiese hecho. Ganó un partido imposible rebelándose contra los elementos y seguirá defendiendo su corona.
- El perdón mortal del Bayern. Se fue al descanso ganando 2-1 cuando le pudo haber metido cinco a los italianos. Los bávaros no lo van a olvidar en la vida.
- Héroes épicos para el recuerdo. Lo fueron Etoo, Pandev y Sneijder, vencedores. El partido sublime de Müller y Ribery se perderá en la memoria de un deporte injusto con los derrotados.
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